- Año de Creación: 1958
- Director: Humberto Luque
- Ubicación: Plaza Cubierta El Rectorado Nivel Pasillo.
21 de noviembre, Día del Estudiante Universitario
“Sabíamos que en esa huelga nos jugábamos la libertad y la vida”. Diego Salazar, estudiante de Medicina en la Universidad Central de Venezuela. Los últimos días de Pérez Jiménez (1979)
Luisa Tablante
Una libertad cercenada. Cansancio ante la represión y las limitaciones gubernamentales. Esto sucedía en los tiempos en los que Marcos Pérez Jiménez gobernaba Venezuela. Pero fue el 21 de noviembre de 1957, cuando jóvenes estudiantes rompieron el silencio y se arrojaron a todo riesgo contra una dictadura ineludible. Estudiantes de la Universidad Central de Venezuela, la Universidad Católica Andrés Bello, y de liceos como el Fermín Toro, Aplicación, Andrés Bello, Razetti y la escuela Miguel Antonio Caro, protagonizaron los hechos de aquel día en que esos jóvenes entraron al Congreso de Cardiología de la UCV, para reclamar y poner en evidencia los atropellos de la dictadura que se negaba a permitir publicaciones en los diarios, debates en el Congreso y la defensa de la Comisión de los Derechos Humanos.
La violencia típica de regímenes totalitarios no se hizo esperar. Los esbirros de la Seguridad Nacional se presentaron desde horas de la mañana de aquel memorable día en las instalaciones de la UCV. Cientos de estudiantes fueron víctimas de estos efectivos policiales que privaron de libertad a muchos de estos jóvenes luchadores que, en algunos casos, pasaron 3 y 4 años en la Cárcel Modelo o en la Cárcel Nueva de Ciudad Bolívar.
Los jóvenes, armados de valor, fueron una alerta para todo un país, y en especial para una ciudad adormecida por el temor: Caracas. Fue así como los centros de estudiantes universitarios se convirtieron en una brigada de ataque callejero en defensa de sus derechos, y los derechos de toda una nación. En respuesta a las agresiones de la Seguridad Nacional, los estudiantes se enfrentaron desafiantes en sitios clave como Propatria, Catia, Capuchinos y El Silencio, recurriendo a las bombas molotov, al final de la jornada, para defenderse de los agresores.
En respuesta a la actitud estudiantil, la Seguridad Nacional tomó la Universidad Central de Venezuela y cerró los centros de educación superior.
Este levantamiento fue, sin duda, la gota que derramó el vaso del cansancio, y dio inicio al desenlace ocurrido luego, el 23 de enero de 1958, cuando civiles y militares se unieron en pro de una misma causa: acabar con el régimen dictatorial y represivo de Marcos Pérez Jiménez.
Gracias a la gesta cumplida por los estudiantes, que pusieron en riesgo su libertad y su vida, el 21 de noviembre fue declarado Día del Estudiante Universitario, según Decreto N° 436, publicado en la Gaceta Oficial N° 25.818.
