Noticias de la Dirección de Información y Comunicaciones (DIC)

Alexis Márquez: un guardián de la cultura

11/05/2015 10:30 Age: 9 años
By: DIC/UCV

Visión Ucevista, medio impreso de la Dirección de Información y Comunicaciones de la UCV, publicó en mayo de 2009 una entrevista con el profesor Alexis Márquez Rodríguez. UCV Noticias reproduce a continuación parte de ese diálogo que sostuvo con el periodista Ricardo Andrade.

Nació en Sabaneta (Barinas) en 1931 (Foto: Internet)/La Comunicación Impresa, uno de sus libros más emblemáticos (Foto: Internet)/La columna “Con la lengua” se publicó durante 17 años en El Nacional y también tuvo un espacio radial (Foto: Internet)

Nació en Sabaneta (Barinas) en 1931 (Foto: Internet)/La Comunicación Impresa, uno de sus libros más emblemáticos (Foto: Internet)/La columna “Con la lengua” se publicó durante 17 años en El Nacional y también tuvo un espacio radial (Foto: Internet)

 

Alexis Márquez Rodríguez nació en 1931, “accidentalmente” en Sabaneta de Barinas porque su padre -herrero y poeta- había sido trasladado a ese pueblo como maestro de escuela. Dos años más tarde volvieron a su natal Guanare (Portuguesa), donde el niño fue criado y preparado para una nueva migración.

 

Por los estímulos de su padre comenzó a leer sistemáticamente a los 8 años. A los 12 ya alfabetizaba a algunos obreros y campesinos, a los 14 se inscribió en el Partido Comunista de Venezuela y un año más tarde trabaja como corresponsal de El Nacional.

 

El barinés se convirtió en un honorable guardián del idioma y la cultura, miembro de número y vicepresidente de la Academia Venezolana de la Lengua, periodista y profesor que, rodeado de ocho mil libros y algunas fotografías, nos habla desde su estudio con serenidad y fluidez.


En casa de herrero, humanista férreo

 

Yo no empecé leyendo cuentos para jóvenes o para niños. No. Yo empecé por Mark Twain, y después fue que leí a Julio Verne y Stevenson

“Yo llego a Caracas en 1947, cuando termino cuarto año de bachillerato. En esa época había el colegio federal hasta cuarto año, entonces uno tenía que emigrar hasta Barquisimeto, Mérida o Caracas. Tuve la suerte de que en esa época en el Instituto Pedagógico aceptaban estudiantes con cuarto año de bachillerato y en ese instituto me formé inicialmente.”

 

Ahí pasé cuatro años de estudio y tuve brillantes profesores, de los mejores que había en el país. Eran los mismos que después entraron a la Facultad de Filosofía y Letras de la UCV, entre ellos recuerdo especialmente al maestro García Bacca, a don Pedro Grases, a Edoardo Crema, a Felipe Massiani, figuras notables de la docencia en Venezuela.”

 

¿Cuáles fueron sus primeras lecturas? ¿Cómo nace su pasión por la literatura?

Mi padre me enseñó y me creó el hábito de leer. Yo leía todo lo que encontraba en casa. El leía mucho. Recuerdo que el primer libro completo que leí fue “Cuentos de vagabundo”, de Máximo Gorki. Era literatura muy fuerte para un muchacho de 8 años, pero era lo que había.

 

¿Cuándo surge esa preocupación por la lengua? ¿Algún estímulo especial?

Además de buen lector, mi padre también escribía versos humorísticos y artículos de prensa. Siempre tuvo gran interés por el buen decir, la buena literatura, la buena escritura, y me inclinaba mucho a eso. Además tuve un maestro en segundo grado, Daniel Monsalve Mujica, que se preocupaba mucho por la enseñanza de la lengua y me marcó muchísimo en la ortografía y esas cosas de la lengua que solo se aprenden cuando se arraigan en la infancia. Esa es la raíz más remota que encuentro  en mi preocupación por el buen decir y por la buena escritura. Fue un estímulo inicial que me aventó por ese camino, y luego en el Pedagógico tuve ese gran maestro que fue Pedro Grases, mi profesor de gramática, el gran maestro de mi generación.

 

¿Se considera discípulo de Rosenblat?

En cierto modo sí, pero con Rosenblat nunca tuve buena relación personal. Era un hombre áspero. Fui su alumno por tres años en el Pedagógico, y de él aprendí mucho sobre la lengua, pero no tuve relación con él, como sí la tuve con Grases, que fue mi amigo además de mi maestro. Al profesor Rosenblat era difícil acercársele, pero fue un maestro notable.

 

Aventura y docencia

Graduado de profesor de Castellano y Literatura en 1950, Márquez se fue a trabajar en el liceo Cecilio Acosta de la ciudad de Coro (Falcón), donde le dio clases a la que un tiempo después aceptara su propuesta de matrimonio. Tras el asesinato de Delgado Chalbaud fue detenido en medio del “arrase” de la policía. Permaneció en Coro hasta que en 1951 fue destituido. Se trasladó a Mérida para cumplir el deseo de estudiar Derecho, pero su participación en las huelgas contra la incipiente dictadura lo obligó a salir de allí, perseguido.

 

 

En Coro trabajó como periodista y  fue fundador, junto a algunos compañeros, del diario La Mañana 

Volvió a Coro y vivió en Punto Fijo hasta que en 1952 el gobierno perezjimenista rompió relaciones con la URSS y Checoslovaquia. Fue hecho preso nuevamente y al cabo de unos meses fue puesto en libertad a condición de que abandonase el estado Falcón. Así, con dos cautiverios y una esposa, regresó a Caracas, su morada definitiva.

 

A mediados de los años 50 decidió ingresar a la Facultad de Derecho de la UCV conjuntamente con su esposa. Aunque un poco apartado de la dirigencia estudiantil, continuó oponiendo resistencia a la dictadura hasta que Pérez Jiménez fue derrocado. Agotado por la lucha política, decidió tomar una año de descanso y terminar su segunda carrera en 1961.

 

¿Qué significa la Universidad Central para usted y para el país?

 

La autonomía es esencial porque la universidad no puede estar sometida al capricho de los gobiernos ni de los partidos, sino que debe tener una independencia de criterio frente a las realidades nacionales e internacionales

Para mí es el Alma Mater, la institución donde adquirí mi formación definitiva. Yo tenía una formación pedagógica, pero la UCV me amplió y completó esa formación.

 

“Para el país la UCV es una institución fundamental, destinada a comprenderlo y colaborar para que éste se oriente por un camino determinado. La universidad forma los profesionales que el país necesita inevitablemente para su desarrollo, complementa la vida del país, creando un clima de cultura, de ciencia y sabiduría. De modo que la universidad es fundamental, especialmente la universidad autonómica”.

 

Apenas hubo egresado de Derecho, Alexis Márquez comenzó su carrera como profesor universitario en las aulas de la Facultad de Economía con la cátedra de Principios generales del Derecho. Luego ingresó a la planta profesoral de la Facultad de Humanidades y Educación en 1962 y desde 1963 a la Escuela de Periodismo, donde trabajó hasta su jubilación.

“Empecé a dar Castellano, pero era un seminario de dos horas semanales prácticamente inútil porque era una materia optativa. Cuando ingresé en la Escuela de Periodismo, el director me advirtió que ahí no se podía aplazar a alguien en Castellano. Unos años después se fundó el departamento, se reformó el pensum, se incluyó la asignatura Castellano y los Talleres de Redacción, dos semestres cada uno. Eso lo creé yo”.

 

¿Usted detectó esa necesidad?

Claro. No era concebible un periodista sin una formación lingüística adecuada. Entonces se elaboró un esquema de trabajo sobre esa base, sobre todo yéndose hacia lo práctico…La teoría es esencial pero se ponía énfasis en la práctica.

 

Periodismo y lengua

Para Márquez el rol del periodismo venezolano en este momento histórico ha sido muy importante frente al debilitamiento de los partidos políticos. Reconoce que la beligerancia ha sido algo excesiva en algunos casos y las atribuye a las particularidades del escenario político nacional.

 

No obstante, a su juicio, no es criticable que un medio tenga una posición ideológica definida, siempre que la sepa combinar con la honestidad y la corrección de sus informaciones y opiniones.

 

 

La gente cree que lo que lee en un periódico está bien escrito y tiende a imitarlo. Si el periódico no está bien escrito contribuye a la formación de vicios

Señaló que hay un brecha entre la academia y el ejercicio profesional del periodismo y que, específicamente en materia de utilización de la lengua, el oficio ha desmejorado.

 

“Son muchos casos de estudiantes brillantes con un dominio exquisito del lenguaje que cuando salen a los medios, al poco tiempo, se les deteriora esa formación. Esto tiene su explicación, entre otras cosas, en que el periodismo es una labor de prisa. Cuando el periodista escribe, entonces se le escapan incorrecciones, fallas y deficiencias en el lenguaje que una buena corrección impediría.”

 

Usted ha hablado de una función pedagógica del lenguaje periodístico, ¿en qué términos se cumple esa función?

El lenguaje periodístico, por lo general, es prestigioso. No hay que perder de vista que el periódico es para miles de personas, quizás millones, la única lectura que hacen en su vida, y la televisión y la radio sus únicas distracciones. En consecuencia, influyen mucho en las personas, sobre todo en las capas menos asistidas culturalmente.

 

 

Es válido el uso de vocabulario extranjero cuando la idea que se expresa no existe en castellano. Pero cuando se usan palabras extranjeras que desplazan a las nuestras se le está haciendo un grave mal a la lengua propia y a la cultura, porque cuanto se haga contra la lengua se hace contra la cultura

¿Y cómo está la lengua en Venezuela?

Sufrimos el grave problema de la influencia de lenguas extranjeras, especialmente el inglés estadounidense. Tenemos el monstruo al lado, de modo que la cultura norteamericana tiende a desplazar las culturas nacionales y eso lo vemos claramente en el lenguaje mercantil. Los nombres de las empresas están en inglés, la publicidad se basa en un lenguaje que tiene muchísima influencia inglesa-norteamericana. Hay una tendencia al desplazamiento de expresiones propias y a la deformación del lenguaje.

 

Sobre el anglicismo apuntó que hay expresiones extranjeras inevitablemente necesarias, sobre todo en materia de tecnología importada, como ocurre con el vocabulario de informática y la cibernética.

 

Entonces el problema está cuando esas importaciones son innecesarias…

Exacto. En materia de vocabulario existen mecanismos de adopción de palabras cuando son necesarias. Lo malo está en extender esa adopción de palabras extranjeras a los casos en que no es necesaria.

El aula en el medio

Alexis Márquez se ha destacado en el periodismo de opinión a través de sus columnas, puesto que ha buscado la manera de encarnar y profundizar la función pedagógica del oficio periodístico y de su lenguaje. Además de su célebre columna “Con a lengua”, tiene “La palabra”, una columna dominical en Ultimas Noticias donde también aborda temas y problemas de la lengua.

 

¿Cómo nació “Con la lengua”?

La idea nació cuando me jubilé de la universidad. Pensé que una manera de continuar la cátedra era escribir una columna que fuese como un aula en el medio, entonces la empecé en El Nacional donde se mantuvo por 17 años consecutivos. Luego la suprimieron, no se sabe por qué. Nunca se me explicó. Entonces pasó a “Tal Cual”, donde tiene ya cuatro años.

 

¿Cómo fue su experiencia en cuanto a eso de llevar el aula al medio?

Prácticamente es igual, la diferencia es el medio. Dar la clase oralmente o darla por escrito. Pero la experiencia es validada por la receptividad. Cuando escribo la columna recibo muchas respuestas, sea de gente que comenta lo que escribo o que pregunta sobre un tema determinado. Es mucha la correspondencia que recibo por correo electrónico y antes por correo ordinario. No puedo responderla toda, porque no me da tiempo, aunque me sirve de mucho, porque cuando no encuentro tema entonces aprovecho para responder las preguntas.


CIUDAD UNIVERSITARIA DE CARACAS
"PATRIMONIO MUNDIAL" (UNESCO, 2000)

"La mejor garantía de conservación de los monumentos y de las obras de arte viene del afecto y respeto del pueblo, y ese respeto asienta sus bases en la educación y en el fomento de su conocimiento". (Carta de Atenas, 1931)