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“Firmas con sello ucevista”: Burnout o síndrome de “quemarse”
El burnout o síndrome de “quemarse”, ha recibido especial atención en las dos últimas décadas, debido a que cada vez son más las personas que lo padecen. Burnout es traducido literalmente como “quemarse”, se trata de un estado de desgaste de energías, que han sido atacadas y deterioradas afectando la salud física y mental de las personas en su lugar de trabajo.
Según Gil-Monte y Peiró (1997) puede ser entendido como una estrategia de afrontamiento disfuncional cuya prolongación en el tiempo se deriva en consecuencias negativas para la salud y bienestar del trabajador (por ejemplos, jaquecas, úlceras, alteraciones del sueño, etc.), y para la eficiencia de la organización (por ejemplo, baja calidad de servicio, rotación, etc.).
Fue estudiado por el psicólogo estadounidense Herbert Freudemberg en 1974, quien lo describió como un síndrome clínico, producto de sus estudios que le permitieron observar que a partir de un año las personas, comenzaban a sufrir una pérdida de energías de tipo progresivo hasta llegar al agotamiento y la depresión, así como generándoles una gran desmotivación en el lugar de trabajo.
Paralelamente a estos estudios también se encuentran los realizados por la psicóloga social Cristina Maslach (1982), quien introdujo el término en 1977, a través de una presentación en la convención de la Asociación Americana de Psicólogos. Esto producto de investigaciones sobre las respuestas emocionales de los profesionales, que calificó como sobrecarga emocional o síndrome del burnout o “quemado”. Definido por ella, como una respuesta prolongada ante la presencia crónica de estresores emocionales e interpersonales asociados al puesto del trabajo.
Es menester indicar, que este síndrome ataca especialmente cuando hay sobre carga de trabajo, se superan las ocho horas, existencia de un prolongado tiempo en el mismo puesto de trabajo y/o una remuneración deficiente.
Todas las personas están expuestas a este tipo de síndrome, sin embargo, algunos estudios revelan que las mujeres son mayoritariamente afectadas debido a la duplicidad de roles que tiene.
Por otra parte, en términos de su identificación y evaluación se abordan en sus instrumentos de medición, principalmente las dimensiones de: El agotamiento emocional, la falta de realización personal y la despersonalización. Esta última considerada el primer paso hacia el burnout, seguido de una baja percepción de realización personal que desemboca en el agotamiento emocional (Alcover de la Hiera y otros, 2004:466).
Antes de finalizar, es importante señalar que la prevención en materia de riesgos psicosociales como el burnout, debe estar en el orden de las prioridades para las organizaciones, por lo que divulgar su existencia permitirá disminuir el número de personas afectadas y garantizar calidad de vida en el trabajo.
Referencias
- Alcover de la Hiera y Otros (2004). Introducción a la Psicología del Trabajo.
- Freudenberger, H.J. (1980): Burn-out. Nueva York: Doubleday.
- Gil-montes, P. Y Peiró (1997): Desgaste Psíquico en el Trabajo: Síndrome de Quemarse. Madrid.
- Maslach, C. (1982): Burnout: The cost of caring. Englewood Cliffs, NY: Prentice
- Hall.