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“Firmas con sello ucevista”: Obesidad activa
Por Elias M. Chuki R.
La obesidad es una enfermedad crónica multifactorial. El conocimiento sobre cómo y porqué se produce la obesidad es aún incompleto, teniendo raíces en factores sociales, culturales, fisiológicos, metabólicos y genéticos.
La prevalencia mundial de obesidad esta alrededor del 35%. Entre las mujeres, las de origen hispano y las de raza negra muestran porcentajes mucho más altos de exceso de peso que las de raza blanca, no hay diferencias importantes entre los hombres. En ambos géneros, la prevalencia de obesidad aumenta con la edad.
La obesidad es un trastorno metabólico asociado a numerosas patologías: Enfermedades cardiovasculares, Diabetes Mellitus, Hipertensión Arterial, cáncer y apnea del sueño. Es un factor independiente del riesgo de mortalidad por todas las causas.
El sedentarismo y una inadecuada alimentación son las principales causas que favorecen y mantienen la obesidad. Las estadísticas muestran que hay mucho menos obesos entre las personas activas que entre las sedentarias. Los bajos niveles de actividad física están asociados con un aumento del riesgo de obesidad. El confort que nos ofrece la sociedad hoy día, desempeña un papel desalentador para la práctica de la actividad física, debido a que se incrementa el tiempo diario de actividades sedentarias tales como la cibernética y la robótica, sumado a la comodidad de los medios de transporte. La actividad física es el componente más variable del equilibrio energético del individuo y aparentemente el mejor predictor del éxito del tratamiento de la obesidad a largo plazo. La reducción de peso por efecto de la actividad física se explica por el aumento del metabolismo, con elevación de la temperatura corporal, favoreciendo así, una mayor capacidad de movilización y oxidación de la grasa. El ejercicio además, mejora el condicionamiento físico, la circulación cardiaca, regula la presión sanguínea y aumenta la capacidad vital.
Una actividad física intensa optimiza el equilibrio entre la glucosa en sangre y la insulina, disminuye los niveles de colesterol y triglicéridos, aumenta el colesterol HDL (bueno), mejora la autoestima. El incremento de la actividad física a largo plazo tiene mayor probabilidad de éxito mediante cambios ambientales que aumenten la actividad diaria de rutina y ocupen el tiempo libre con ejercicios de aeróbicos como nadar ó caminar. Debe ser placentera para desalentar el comportamiento sedentario e iniciarse desde temprana edad.
Se debe promover un estilo de vida activo, estimulando a la población a completar 30 minutos de actividad física por día o el equivalente a 30 minutos de caminata, por lo menos 3 a 4 veces por semana. Realizar ejercicios de mayor intensidad aportará beneficios adicionales.
La actividad física es un valioso factor de ayuda para reducir el peso corporal a la vez que es importante para mantener el éxito alcanzado con el plan nutricional. Igualmente reduce la morbimortalidad asociadas con enfermedades cardiometabolicas.
