Homilía Misa de Navidad en la UCV

By: P. Raúl Herrera s.j.

 

1.Contexto:

Venezuela hoy se debate entre la esperanza y el desaliento. Cientos de
miles de jóvenes preparados lanzan sus sueños y talentos fuera del
país, aunque no todos puedan salir. El régimen juega al desaliento de
los insumisos y se apresura a aprobar una catarata de leyes para
aferrarse al poder. Hoy la desesperanza es común a los opositores, a los propios seguidores del régimen y a millones de pobres colgados entre palabras henchidas de promesas y la cruel y vacía realidad.
Ayer nos respondieron de nuevo con la represión ante nuestro derecho a la protesta pacífica por el rechazo a una ley inconsulta que pretende acabar, definitivamente, con la pluralidad de pensamiento, el respeto a la diversidad, la autonomía y la paz propias de la academia. Esta vez con más saña y alevosía, en ya la larga cadena de hechos violentos a los largo de este año… Pero estamos en Navidad.

2.Navidad: es cercanía de Dios que asume nuestra frágil condición.
•El ángel le pregunta a María si quiere ser la Madre de Jesús, le propone, le pregunta, le pide permiso y él espera la respuesta libre de María. La pedagogía de Dios es el respeto por la alteridad, en este caso de María, a quien invita a escuchar, pensar, ver, discernir y decidir, sin ningún tipo de coerción o imposición por la vía de la fuerza, lo que ella crea que es más conveniente. El fruto maduro de esa decisión es la vida que se encarna en su vientre: el Niño Jesús que todos esperamos en este día de Navidad, acompañando a José y María en este acontecimiento tan sencillo, tan humano y la vez tan divino, que nos llena de paz, dulzura y esperanza. Aquí podemos ver el fundamento de la libertad que conduce a la paz.

3.La UCV es Cultura de Paz. ¿Qué significa esta afirmación?
•Ella es la casa que vence la sombra. La cultura de paz no está hecha, se ha venido haciendo desde que la ucv es la máxima casa de estudios del país. Así lo podemos constatar a lo largo de su historia, donde aparece con claridad la luz de la verdad y del espíritu venciendo las oscuridades que la han asediado. La paz es fruto no de la violencia sino de la justicia; ella en sí misma es el camino que debemos transitar. Eso es lo que nos revela el misterio cristiano que contemplamos en el pesebre: por un lado, vemos la sencillez del nacimiento apresurado del Niño Jesús en medio de un establo de animales y rodeado de pastores y, por otro lado, el poder del imperio romano que somete, domina, oprime y explota a todo el pueblo de Israel secuestrándole su libertad en beneficio político del tetrarca romano Herodes. Esa es la lógica del poder. Por eso, en el relato de Lc los Magos de Oriente no regresan donde Herodes para decirle dónde está el Niño Jesús sino que se van por otro camino burlándose así de sus intenciones de asesinarlo.

•Hoy contemplando este misterio del nacimiento del Niño Jesús, hemos de preguntarnos cómo cada uno de nosotros, y como colectivo, hacemos realidad esta cultura de paz. En qué medida en la actual coyuntura socio-política que se cierne como una enorme sombra sobre el país y las universidades, y más en concreto sobre la UCV, podemos encontrar alternativas que nos ayuden a vencer dicha sombra construyendo una cultura de paz. Hoy como nunca necesitamos vencer la tentación de la desesperanza, diseñar una propuesta de transformación que nos invita a la movilización hacia un país de progreso y dignidad para todos.


4.El Niño Jesús que nos nace hoy es el “Príncipe de la paz”.
¿Cómo un bebé recién nacido puede ser llamado Príncipe de la paz? ¿Es posible que nosotros desde nuestras fragilidades y fortalezas favorezcamos un clima de paz en medio de estas adversidades que nos tocan vivir? Hay quienes están convencidos de que la paz en este país se alcanzará por la vía violenta, sea cual sea el costo social. Ese, definitivamente, no es el camino que nos llevará a ella. Es una tentación que hay que vencer. Hay también quienes se resignan a decir que aquí no hay nada que hacer y se dejan paralizar por el miedo o se van del país. Sin embargo, para quienes tenemos  puesta nuestra confianza en la fragilidad de este Niño-Dios que nos viene a salvar, abrazamos la certeza de que por muy mal que estén las cosas El nos mostrará el camino a seguir, esas potencialidades, sueños e ideales de la universidad libre, plural, autónoma y democrática que todos queremos. Entorno al Niño de Belén se renueva la esperanza en el Amor que es más fuerte que la muerte, capaz de convertir las aspiraciones en realidades y las palabras en hechos de carne y sangre. Escuchemos la invitación transformadora de Jesús al tullido que tiene fe: “Levántate y
camina”; asume tu responsabilidad y cambia el odio en tu país en
convivencia creadora.

•Como ucevistas afirmamos que la cultura de paz implica, por tanto, que nos comprometemos a hacerla posible, asumiendo la defensa de la misma por medio de la no violencia como dinamismo generador de alternativas para alcanzarla. Ser constructores de la paz es aceptar ser partícipes de la acción del Espíritu Santo que nos anima a buscar junto a otros, soluciones creativas y esperanzadas en pro de la justicia y la paz.

•Celebramos, pues, la cercanía de Dios que se hace esperanza encarnada en el vientre humilde y puro de María. Dios es Emmanuel, Dios-con-nosotros, que nos acompaña en todas nuestras empresas, que está junto a nosotros creando vida, alentando nuestra esperanza y venciendo miedos liberando nuestra libertad. Esperanza hecha carne y sangre, fragilidad con rostro de niño. Esperanza contra toda esperanza.
Ayudémonos unos a otros a avivar la esperanza de vida, con respeto y solidaridad, con instituciones y políticas serias que permitan construir casa y hábitat acogedores, con salud, educación, seguridad… y trabajo digno y creativo. No es una vergüenza vencer el escepticismo y seguir con esperanza activa. El futuro de nuestra universidad está presente y en esta Navidad y Año Nuevo lo vivimos, no como ilusión de escape, sino como fuego interior que ninguna manipulación ni amenaza puede apagar.

•Quiero finalizar con unas palabras del Papa  Benedicto XVI en una homilía reciente (12-12-2010) dirigida a los universitarios en Roma:
•“Construir nuestra existencia, construir la sociedad no es una obra
que pueda ser realizada por mentes y corazones distraídos y
superficiales. Es necesaria una profunda acción educativa y un continuo discernimiento, que deben involucrar a toda la comunidad académica. En nuestros tiempos se advierte la necesidad de una nueva clase de intelectuales capaces de interpretar las dinámicas sociales y culturales ofreciendo soluciones no abstractas, sino concretas y realistas. La universidad está llamada a desarrollar este papel insustituible y la Iglesia la sostiene convencida…”

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