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Jacinto Convit: Investigación, Nación y Medicina

11/09/2013 13:24 Age: 11 años
By: DIC/UCV

“El médico debe tener una formación profundamente humanista”

Dr. Jacinto Convit

Dr. Jacinto Convit

 

Frank Calviño

Es uno de los médicos venezolanos más importantes en cuanto a investigación se refiere. Convit nos define una forma de entender al médico, que destaca no sólo por su calidad humana, sino también por su compromiso con la atención y la investigación.

 

Por un lado, leyenda viva que descubrió la vacuna de la lepra. Por el otro, heraldo de una cruzada en pro del desarrollo de la investigación en Venezuela, Jacinto Convit nos recibe entre una pila de papeles producto de sus imparables esfuerzos por la medicina, y lo hace con la cortesía, el respeto y la esperanza de aquella Venezuela en vías de desarrollo…

 

Atando el Cabo Blanco

La principal batalla que libró el Dr. Convit fue con la concepción social que tenía la lepra. Una población sumida en un problema de analfabetismo y la inestabilidad de aquellos primeros años de democracia, representaron un verdadero conflicto a la hora de comprender la importancia tanto del trato humano del paciente como del científico de la afección.

 

Entre la necesidad de encontrar una cura para la enfermedad y la obligación de atender los problemas psicológicos que tenían los pacientes, Convit y su equipo lograron desarrollar un tratamiento eficaz contra la lepra y, más adelante, una vacuna. Todo ello gracias a sus estudios en Cabo blanco.

 

En la Venezuela de los años 30 existían muchas enfermedades endémicas que afectaban a la población, ¿por qué usted se avoca al estudio de la lepra?

A mí me impresionó profundamente cuando visité la leprosería de Cabo Blanco, la condición de los enfermos. Fue la ausencia de acción médica que está vinculada a la atención, al tratamiento de la enfermedad, pero también de dar un refuerzo moral y establecer un contacto estrecho con el paciente lo que más me impactó. Si el médico no establece una relación con su paciente, el tratamiento es muy incompleto. Allí teníamos 1.200 pacientes y casi todos eran del interior, traídos a la fuerza por una cosa terrible que se llamaba “aislamiento compulsor legal”. Eso significaba que traían al paciente del interior en un camión o un barco a un sitio donde no tenía muchas esperanzas. Esa impresión fue tan fuerte, que me inclinó a estudiar la enfermedad.

 

¿Cómo fue la labor realizada en Cabo Blanco?

Lo primero que hicimos fue terminar con el aislamiento compulsor legal. El que era llevado por el aislamiento compulsor era doble víctima, de la enfermedad y de la influencia de los prejuicios en la sociedad. Así que nuestra primera lucha fue conseguir una forma de curar al paciente. Gracias a un grupo de estudiantes de la UCV que se avocaron a trabajar con nosotros allá y a la ayuda de una doctora polaca pudimos montar un par de laboratorios, y con los conocimientos que íbamos obteniendo sobre la enfermedad, comenzamos a probar medicamentos. En poco tiempo empezó a cambiar la cara de Cabo Blanco.

 

 

Humanistas o Científicos… pero al final, Doctores

Quizás la cercanía con esa Venezuela de las luces que llegó a representar la generación del 28, en un momento determinado de la historia de nuestra nación, pudiese explicar el profundo sentido humanista y social que el Dr. Convit le otorga a una ciencia presentada en épocas recientes, como tecnificada y mecanizada. La medicina integral que busca sanar el alma y el cuerpo se convierte para Convit en un elemento imprescindible dentro su labor profesional.

 

Desde la perspectiva que le otorga ahora el tiempo, ¿cómo ve usted la instrucción médica?

Yo creo que uno de los defectos graves que tiene la enseñanza en el sector médico es que no se ve como una carrera humanista. El médico venezolano tiene que formarse para pensar en esas cosas, porque muchas veces las universidades siguen una vía que sólo va a lo académico. Yo veo con preocupación a los estudiantes que salen e inmediatamente hacen su postgrado en dermatología. Un 60% o 70% de ellos se dedica a la clínica privada. Es decir, haciendo algo que yo no creo que sea la finalidad de un médico.

 

Investigación, Academia y… Nación

La experiencia del Dr. Convit es de las más valiosas que tenemos en nuestra nación. Sus trabajos han logrado reconocimientos dentro y fuera de nuestras fronteras. Su larga lucha por recaudar fondos y preparar proyectos ha sentado precedentes que no podemos obviar a la hora de tocar el tema de la investigación en Venezuela. Por ese motivo, este último fragmento se lo hemos dedicado a una visión de nación, pero también a una universidad, y sobretodo, a una investigación que Convit considera parte fundamental del progreso del país.

 

¿Encontró usted complicaciones para desarrollar su labor como investigador en el país? ¿Faltó apoyo económico?

Bueno creo que esa es una de las cosas que se arguyen, que no hay dinero, que no hay apoyo, pero creo que lo que hay es que trabajar. Aquí hay un grupo de gente que lo que está es quejándose. Hay un grupo en la UCV con el que me alegra muchísimo trabajar y con el que ganamos un premio hace dos años por un proyecto de Desarrollo de Centros Excelencias y con ese dinero logramos una cantidad de cosas. Sin embargo, yo creo que si existen una serie de obstáculos para la investigación. Por ejemplo, uno de los principales problemas que se presenta es el de la investigación científica. La sociedad no tiene un concepto claro de que un país sin investigación científica le falta, por lo menos, una pierna. Y también sucede que las universidades no tienen un programa fuerte, sólido, y son las universidades las que más deben perseguir la investigación.

 

¿Por qué cree usted que se da ese fenómeno?

La universidad no se avoca a la investigación porque se ha evocado a otras cosas. Por ejemplo, hay mucha política. la universidad no es un patio político y aquí lo ha sido siempre. La universidad es un sitio de formación, y de formación no de técnica, sino de ciudadano, porque los ciudadanos se forman en la universidad.

 

¿Qué opina usted de la autonomía, tema eterno de la universidad?

Yo creo que la autonomía de las ideas es incuestionable, pero también que no solamente el Estado, sino inclusive las instituciones privadas, tienen que tener conocimiento de lo que se hace con el dinero de la universidad. Es importante tener en cuenta que existen sectores dentro de la universidad que tienen cierto malestar en cuanto a la administración, y en eso hay que estar bien claros. Creo que debemos hacer un llamado a auditorías, y ella debe ser independiente.


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