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Maritza Garaicoechea: “la antropología forense es un trabajo hermoso pero riesgoso”

24/10/2013 16:21 Age: 11 años
By: Aldrina Marin Foto: Andrew Àlvarez DIC/

 

El IX Congreso Latinoamericano de Antropología Forense que se desarrolla en la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la UCV, ha sido el marco simbólico para rendir homenaje a la Prof. Maritza Garaicoechea por su labor y trayectoria en el desarrollo de la antropología forense en Venezuela.

 

Con la sencillez profesional y humana de quien es considerada la fundadora de esta especialidad en nuestro país, Garaicoechea extiende este reconocimiento hacia los antropólogos que laboran actualmente en busca de soluciones y quienes contribuyen activamente con la investigación ante cada reto.

 

“Este es un trabajo hermoso pero muy duro y con muchos riesgos desde el punto de vista sanitario que pueden afectar la salud, en especial las vías respiratorias. Por ello, el profesional debe tener una excelente preparación, condiciones adecuadas para el trabajo, y además, debe ser capaz de comprender y entender que cuando realiza una identificación, está volviendo a la vida a un sujeto, para lo cual requiere de una gran sensibilidad y de una muy buena base científica que le permita afrontar el trabajo”, explica la antropóloga.

 

Considera que el hecho de que este congreso se realice en nuestro país, indica que hay un reconocimiento y una solidaridad internacional para con nuestra labor. Sin embargo, opina que esa solidaridad se debe reforzar entre los profesionales actuales porque la antropología forense venezolana, aunque tiene gran conocimiento integral para dar respuestas, presenta debilidad en la parte tecnológica.

 

“En otros países existe tecnología más apropiada y lo pude apreciar significativamente durante mi intervención para establecer si los restos de Simón bolívar correspondían con su identificación.  En todas las fases de la investigación y en la que participaron especialistas internacionales, fueron suministrados los equipos, instrumentos e insumos necesarios. Esto quiere decir que los antropólogos deben exigir un mejor lugar de trabajo”, explica Garaicoechea.

 

Señala que este Congreso es idóneo para adquirir conocimientos sobre la base investigativa, así como para integrarse y ofrecer ejemplos. “Es una actividad que abre la mente al estudiante y al profesional porque en estos momentos, es impresionante lo que puede lograr un antropólogo forense”.

 

Los huesos hablan

Garaicoechea recuerda que se identificó con la profesión cuando su padre le contaba que un doctor, “un poco loco”, aseguraba que los huesos hablaban. En ese momento cambió de querer estudiar arqueología para interesarse en la antropología.

 

Sus inicios como profesional los ubica en el año 1968, cuando el nombre de la especialidad era antropología física y laboraba en el antiguo Cuerpo Técnico de Policía Judicial, hoy Cuerpo de Investigaciones Científicas y Criminalísticas (CICPC).

 

“Yo pasé de ver solo cráneos indígenas a huesos contemporáneos, lo cual asumí temerosa, pero gracias a una gran tutora asumí con decisión los cambios por delante”.

 

Actualmente Garaicoechea está jubilada de todo, como ella misma lo expresa, menos de la parte humana y se integra constantemente con comunidades campesinas. “Hoy me dedico a ayudar a la gente en lo que puedo, aspectos sociales, a los niños, etc. Ese es mi trabajo”.

 


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