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Obesidad: factor de riesgo o enfermedad
Dr. Elias Chuki Rivas
Los estudios epidemiológicos demuestran que la obesidad es una condición asociada a muchas enfermedades que afectan y limitan la calidad y la expectativa de vida del ser humano; sin embargo, una disminución progresiva y continua del excedente de peso reduce proporcionalmente la incidencia de enfermedades Cardio-cerebrovasculares, (infarto cardiaco, hipertensión arterial y accidentes cerebrovasculares), Trastornos de la circulación venosa (hemorroides, várices, edema en piernas y pies), Diabetes Mellitus, predisposición a cáncer (cáncer de mama, útero, ovario, vías digestivas), deformidad articular y artritis por efecto mecánico del exceso de peso, cálculos en la vesícula, apnea del sueño, trastornos menstruales.
La mortalidad, la morbilidad, el sufrimiento personal y los costos que acarrea la obesidad son elevados. La obesidad tiene un profundo impacto negativo sobre la calidad de vida de las personas: deteriora significativamente la función física y social, puede producir dolor corporal, problemas de salud en general, problemas en la vitalidad y en la salud mental.
La obesidad puede ser definida como Endógena: o secundaria, su origen está en los trastornos endocrinos, genéticos e hipotalámicos. Representa el 5% de las causas de obesidad. Generalmente se desarrolla en etapas tempranas de la vida, obedece a trastornos propios del metabolismo, asociada o no a hábitos de alimentación inadecuados, hay un incremento en el número y en el tamaño de las células grasas del organismo. De peor pronóstico en lo referente a respuesta a tratamiento y aparición de complicaciones.
Exógena, idiopática o esencial: se desarrolla en la edad adulta o en la infancia, como consecuencia de hábitos alimenticios inadecuados, con ingesta exagerada de azúcares, harinas, almidones y grasas, asociados a una vida sedentaria. Corresponde al 95% de los casos de obesidad Se caracteriza, también, por un incremento en el tamaño de las células grasas. El problema de la obesidad obedece en parte a un fallo psicológico en el control del apetito, es decir, verse tentado a comer más de lo que se necesita. Hay una dependencia psicológica en el acto de comer, y esto es tan grave como la dependencia a una droga, al alcohol o a la nicotina.
La persona obesa puede sentirse sensibilizada por su aspecto, falto de confianza en sí mismo, con baja autoestima, con un concepto pobre de sí mismos, ansiosa, deprimida, etc. Esta sintomatología es la consecuencia de la condición de obesidad, y no la causa. Además, pueden sufrir discriminaciones por parte de la cultura (con el ideal de belleza y estética), o discriminación en los puestos de trabajo.
El comer reduce la ansiedad. De hecho el “trastorno por atracón”, “comer en exceso compulsivo”, o “trastorno de ingesta voraz” (binge eating disorder) está empezando a ser el centro de interés en el estudio de la obesidad. Entre un 20 y un 40% de las personas obesas declaran episodios claramente bulímicos, como los atracones (comer en exceso de forma compulsiva). La motivación inicial para la reducción de peso, es la aceptación de la condición como un factor de riesgo a enfermedades, y no solo plantearse como un problema de estética corporal; en segundo lugar buscar ayuda profesional especializada que identifique el origen y canalice el tratamiento más adecuado aunado a los cambios en el estilo de vida: hábitos alimenticios, ejercicios aeróbicos y aptitud psicológica adecuada ante los problemas cotidianos.
