Unas palabras más para mi amigo Víctor Urbina

 
 
Por Hernán Jansen
 

Ese día, en el momento en que debía estar recibiendo el saludo de sus alumnos, el silencio, el llanto, la rabia y otros calificativos, algunos expresados en voz alta, invadieron nuestro Templo, nuestro Dojo.

 

Ese día, después de recibir una llamada, mientras me desplazaba a gran velocidad por las calles de esta ciudad, en cuestión de segundos, recordé una infinidad de hechos que fueron testigos de nuestra amistad.

 

Ese día recordé las injusticias, siempre propias de aquellos, que sin haber formado un solo atleta se atrevieron a emprender una labor para desprestigiar a una institución y a quien por años se había transformado en su líder.

 

Ese día olvidé la rabia de esos recuerdos, para transferirla contra lo nefasto e incomprensible de las pruebas que nos da la vida y que ante ellas, a veces cuestionamos las equivocaciones del creador.

 

Ese día no pude olvidar aquellos momentos en que siendo atletas, recorrimos la geografía nacional y le diste triunfos a tu entidad y a tu país.

 

Ese día en que dejaste tu cuerpo, recordé tantas y tantas cosas que ya describí en el boletín pasado, recordé como la UCV te permitió conocer a tus dos amores: el Judo y Adriana.

 

Anduve de paso ligero por mis recuerdos, te vi con la alegría cuando decidiste casarte, recordé los días saturados por la nieve allá en Colorado Springs y que luego de una llamada telefónica, saltabas de alegría cuando te confirmaron que te convertirías en dichoso padre.

 

Me sentí muy honrado cuando me comunicaste que los padrinos de tu primogénito, serían tu amigo Luis Jiménez y yo.

 

Han pasado días y todavía no me acostumbro, me hace falta llegar al Dojo Ucevista y encontrar a mi amigo, para charlar de cargas de trabajo, la orientación del entrenamiento, los proyectos y algunos textos que sobre la metodología o técnicas de Judo siempre estaba revisando.

 

Ese día pensé en tus amigos, mis amigos, que por razones de latitud no podrían estar presentes para el último adiós. Sin embargo, sabía que sus corazones y pensamientos cruzarían las distancias para despedir a tu cuerpo.

 

Ese día mi amigo Víctor Julio, será difícil olvidar, como difícil será olvidar esos gestos que te hicieron ser grande para con los tuyos y para con los del Judo nacional.

 

Me vinieron fugaces recuerdos de tus días en la calle El León, San Isidro, El Morro, Guatire y finalmente Maripérez.

 

Como entrenador Ucevista, como el compañero de equipo, como el compañero de triunfos en labores de entrenador a nivel nacional e internacional, me sentiré muy contento de entregar a los docentes deportivos la agenda de trabajo que preparaste y que fue uno de tus últimos proyectos en beneficio de quienes al igual que tú se han dedicado a esta disciplina deportiva.

 

Amigo mío, tu labor fue inmensa...

 

Ese día, el treinta de Septiembre...

La sala quedó en silencio, si acaso un Kiai de dolor. Ese día no escuché ese coro de aves (guacamayas) que todas las tardes justo antes de empezar la clase, cruzan con su vuelo multicolor el espacio aéreo de nuestra ilustre Universidad.

CIUDAD UNIVERSITARIA DE CARACAS
"PATRIMONIO MUNDIAL" (UNESCO, 2000)

"La mejor garantía de conservación de los monumentos y de las obras de arte viene del afecto y respeto del pueblo, y ese respeto asienta sus bases en la educación y en el fomento de su conocimiento". (Carta de Atenas, 1931)